DIARIO LA REPÚBLICA 4/V/1995 - "FUJIMORI" por CÉSAR HILDEBRANDT
DIARIO LA REPÚBLICA-PERÚ
Jueves, 4 de mayo de 1995
FUJIMORI (POR CÉSAR HILDEBRANDT)
Jueves, 4 de mayo de 1995
FUJIMORI (POR CÉSAR HILDEBRANDT)
…
“Pero enumerando este decálogo de no fujimorismo, es honesto decir que Fujimori se está labrando un lugar en la historia de este país desactivando la bomba más peligrosa de cuantas fabricamos en los años de la deriva y el terror: la desesperanza.
Nos guste o no, Fujimori ha asociado su imagen con la del éxito, la entereza y la capacidad de decisión. Y mal haría la oposición parapetándose en los tópicos de la democracia ofendida sin examinar el atlas sociológico que la espantosa década del 80 levantó y que Fujimori interpreta con indiscutible maestría.
Fujimori no es el monstruo que el azar inventó sino el mazazo que la desesperación llamó y que la comparación con el pasado inmediato sostiene y ratifica. Fujimori es sombra y aguaje de la crisis. Es la solución que los vecinos de Tarata y Lucamarca creen haberse dado para reconstruir el país que Guzmán bombardeó y García condujo hacia el abismo.
Detrás de Fujimori, explicándolo, están la decadencia de los partidos autistas, el mercantilismo sin salida, el ejército mil veces emboscado, los campos sin roturar por los precios viles de la papa, la inflación desbocada, los sindicatos del PC, los discursos de Melgar y los negocios de Zanatti.
"Nadie es inocente" gritó el anarquista del atentado del Café de la Paz, en París. "Nadie debe reclamar" podría ser el primer párrafo de un arrepentimiento que, al igual que en Argentina, nos empieza a liberar de las mentiras piadosas y los lugares comunes de la autocomplacencia.”
“Pero enumerando este decálogo de no fujimorismo, es honesto decir que Fujimori se está labrando un lugar en la historia de este país desactivando la bomba más peligrosa de cuantas fabricamos en los años de la deriva y el terror: la desesperanza.
Nos guste o no, Fujimori ha asociado su imagen con la del éxito, la entereza y la capacidad de decisión. Y mal haría la oposición parapetándose en los tópicos de la democracia ofendida sin examinar el atlas sociológico que la espantosa década del 80 levantó y que Fujimori interpreta con indiscutible maestría.
Fujimori no es el monstruo que el azar inventó sino el mazazo que la desesperación llamó y que la comparación con el pasado inmediato sostiene y ratifica. Fujimori es sombra y aguaje de la crisis. Es la solución que los vecinos de Tarata y Lucamarca creen haberse dado para reconstruir el país que Guzmán bombardeó y García condujo hacia el abismo.
Detrás de Fujimori, explicándolo, están la decadencia de los partidos autistas, el mercantilismo sin salida, el ejército mil veces emboscado, los campos sin roturar por los precios viles de la papa, la inflación desbocada, los sindicatos del PC, los discursos de Melgar y los negocios de Zanatti.
"Nadie es inocente" gritó el anarquista del atentado del Café de la Paz, en París. "Nadie debe reclamar" podría ser el primer párrafo de un arrepentimiento que, al igual que en Argentina, nos empieza a liberar de las mentiras piadosas y los lugares comunes de la autocomplacencia.”
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